Esta pequeña isla chilena, perdida en medio del Océano Pacífico, a más de 3.000 kilómetros de la costa, siempre ha sido sobrevolada por el misterio.
Desde su origen, los pobladores nativos de la Isla de Pascua, habrían hecho una travesía de miles de kilómetros desde otras islas de la Polinesia, en pequeños catamaranes para arribar allí en el siglo IV. Desde el significado de los conocidos mohaires, esas esculturas gigantescas que son un atractivo turístico, se puede decir que el mayor, todo en la Isla de Pascua tiene aire a misterio.
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Todo recorrido por la isla siempre parte de Hanga Roa, su capital y poblado de importancia. Desde el se realizan las diferentes excursiones a pie, 4×4 o a caballo para llegar hasta lugares que nos parecerán encantados como; el volcán Rano Kau, el de mayor tamaño de la isla, su enorme cráter es por estos días un lago. Desde su cima se tiene una espectacular vista de las tres islas vecinas: Motu, Kao-Kao, donde tenía lugar el rito ancestral del “hombre pájaro” y Nui.
Hay además, una variedad muy amplia de paseos por los “ahu”, los conjuntos de moai que han hecho famosa en todo el mundo a está isla, de playas con blancas arenas, atardeceres relajados y el mar azul de fondo para disfrutar plenamente.