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Las costumbres de la India y el antiquísimo ritual de adoración al Dios Elefante, son tradiciones que nos permitirán sentirnos un médium con poderes sobrenaturales que nos permitirán conectarnos con el más allá.

La India es un país lleno de misterios y no resulta impensable tratar de encontrar a un médium para que nos comunique con seres queridos que ya no están en este mundo.
Siempre quedan muchas preguntas sin responder cuando un ser amado se va. Estar por ejemplo en:

Madrás, que a cambiado de nombre y por estos dias se llama Chennai y que la mayoría de sus habitantes continúan llamándola por su antiguo nombre es una experiencia imborrable.

Las parejas, cada mañana siguen caminando por la Marina, la playa kilométrica sobre el Océano Indico que bordea la ciudad. Por las tardes acostumbran recorrer los gloriosos jardines de la venerable Sociedad Teosófica de Adyar, lugar donde se crio Krishnamurti.

Aun conservan la costumbre de tomar chai mientras revisan telas, el legendario mercado de Pondy Bazaar, y, jugar cricket en el Gymkhana Club, en tiempos del Imperio Británico era lugar exclusivo de los ingleses. Ni bien lleguemos, debemos llegarnos hasta la playa, donde se realizan los ritos de inmersión de Ganesha, el Dios Elefante, que es el propiciador de los comienzos, donde se echan al mar efigies, algunas de un tamaño sobrecogedor.

Conseguir audiencia con un médium que goce de buena fama, puede resultar dificultoso, nuestro guía consiguió luego de muchos intentos que uno muy famoso nos atendiera en su casa que nos costo bastante encontrar por estar en un barrio muy apartado y muy humilde. En un principio, da cierto resquemor pero luego de ir descubriendo la increíble tranquilidad que se puede respirar. En lugar de ir a escondidas, como casi todos nos imaginaríamos, fuimos acompañados por rl guía sin ningún contratiempo.

El swami tomara la fotografía que le llevemos y se concentrara. Como para agregar dramatismo nos alumbrara una única vela. Durante un buen rato no pasara nada. La séance puede durar cerca de dos horas. Cuando empecemos a quedarnos dormidos, en medio de tanta oscuridad, empezaremos a oír gemidos. El swami habrá entrado en trance y se comunicara. Lo que nos diga es privado. Aunque no se crea en este tipo de cosas, es todo perfectamente creíble. Y ya que estamos en la India, aprovechemos para creer.

 






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