Una de las cosas que encontramos al viajar a otro país es que las divisas son diferentes, muchas veces para estar tranquilos nos apresuramos en cambiar nuestro dinero en los aeropuertos. El problema que se nos presenta es que en los aeropuertos las tasas son bastante más desfavorables, lo ideal seria no dejarnos llevar por la ansiedad y recurrir a las casa de cambio de nuestro lugar de destino.
En el Reino Unido se ha llevado a cabo una comparación con 21 diferentes casas de cambio, las que se presentaban siempre como la peor opción fueron las ubicadas en las terminales aéreas. Al mismo tiempo, las más ventajosas se presentaban en los centros financieros de nuestro lugar de destino. Pero, no todo lo que reluce es oro, algunas sacan provecho del flujo de turistas imponiendo montos desventajosos. Entonces, ¿Cómo sacar mejor partido?
Primeramente, lo más útil podría ser cambiar divisas antes de salir de casa. Hay que tener en cuenta que esto es de utilidad solamente para quienes quieran dólares o euros, si se viaja desde Latinoamérica. Si venimos desde Europa nos va a resultar imposible conseguir, por ejemplo pesos argentinos.
Hay que analizar el momento en que llegamos. Si se da por la noche y no tenemos nada de efectivo, cambiar solamente lo imprescindible para moverse. Los hoteles nos cobraran cuando partimos y no van a hacer ningún problema si llegamos en medio de la noche sin cambio. Ya de día, dirigirnos directamente hacia el centro de la ciudad.
Una más que buena opción para evitarnos sorpresas, es buscar en internet la cotización del cambio oficial. Esto va a darnos una idea para comparar que nos están ofreciendo.
No es recomendable cambiar dinero en el primer lugar que se nos cruza. Lo mejor es comparar las opciones y elegir la que más nos convenza o resulte más justa.
Hay que tener cuidado con los montos que vamos a cambiar. Es preferible cambiar pequeñas sumas. En ocasiones, no podremos volver a cambiar a nuestra divisa y terminaremos con papelitos de colores.