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Un clásico del turismo europeo, esta ciudad combina historia y una bella arquitectura.

Bath, ubicada a una hora y media de Londres, es una de las grandes ciudades del mundo donde se conjugan historia y glamour. Fue construida alrededor de los baños termales que los romanos aprovecharon hace ya 2000 años, hoy, es además de Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la Humanidad según la Unesco, un clásico del turismo de Europa.

Bath, tiene construcciones impactantes, sobre todo esos elegantes edificios georgianos de piedras calizas amarillas, plazas y castillos. Ya por los siglos XVII y XVIII Bath era un balneario de moda en toda la costa del sur de Inglaterra. Para las familias más pudientes ofrecía una especie de paquete turístico que estaba compuesto por alojamiento en lujosos hoteles, salas de concierto y casinos. Las clases acomodadas dieron comienzo a viajes a Bath para disfrutar de los beneficios medicinales de sus termas.

Sulis Minerva

Los romanos llamaban Aquae Sulis a las termas. Por estos dias el paseo comienza con la vista del enorme templo en honor de la diosa romana Sulis Minerva, que se ubica casi al frente del manantial que alimenta a los baños.

El ritual del relax incluía cuidados corporales: práctica de ejercicio físico, masajes con aceites especiales y baños en piletas con diferentes temperaturas. El placer ya tenía, como se ve, su lugar por aquellos años.

El segundo puesto de la recorrida impresiona, se trata de la imagen del Gorgon, que no es mas que un gran sol de piedra que por aquellos tiempos estaba a 15 metros del suelo. La cabeza del Gorgon era un símbolo que representaba el respeto y el temor que tenían de la diosa Minerva. Cuenta la leyenda que fue Perseo quien la obsequio como agradecimiento a la misma diosa que lo ayudo a matar a Medusa. Dentro del oratorio y bajo la custodia del Gorgon, se encuentra la dorada cabeza de la diosa, que alguna vez estuvo al resguardo de la llama sagrada.

Si seguimos caminando llegamos a las fuentes sagradas; desde ahí, todos los días salen millones de litros de agua mineral. Su temperatura es de unos 46 grados. Estas aguas, sagradas para los romanos, solían estar plagadas de ofrendas para la diosa.

Impresiona observar el sistema de ingeniería a través del cual se purificaban las aguas de sedimentos. La que provenía de la fuente sagrada pasaba por un túnel angosto y luego por unas piedras; sólo después llegaba a los grandes piletones. El líquido sobrante iba por una larga tubería que desagotaba en el río Avon. Todo se conserva intacto desde aquella época.

El tramo final del recorrido es la fuente del Grand Pump Room o "cuarto de bombeo". Con una hermosa vista de los tres niveles de los baños romanos, de los grandes piletones y el manantial de aguas sagradas. Allí los viajeros pueden terminar su paseo en el spa, disfrutando de las famosas aguas termales.

 






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